lunes, 11 de octubre de 2010

Cayó el Telón

El actor principal de una obra de teatro subía por unas escaleras hacia el escenario. Mientras remontaba los escalones echaba un ojo a quienes presenciaban la obra.
Había pocos espectadores. Aún así, nuestro protagonista sabía los nombres de cada uno de ellos. En una fila estaban sentados de izquierda a derecha: En primer lugar Ilusión. Expectante, sonriente deseando ver la obra de teatro. A su lado Paciencia. Calmada y tranquila, sin ninguna prisa. El tercer asiento lo ocupaba Esperanza. Soñolienta, positiva. En la cuarta butaca se sentaba Deseo. Muy impaciente. Con ganas de que empezara ya la obra. Por último al final del todo estaba Valentía. Invitada de honor por los otros espectadores.

Ya arriba en el escenario la obra iba a comenzar, pero algo lo impidió. El encargado de abrir el telón se llamaba Amor. El telón era rojo, aterciopelado, con adornos dorados, muy suave, y por supuesto muy grande. Dos cortinas impedían ver que había más allá de él.
Nuestro protagonista se acercó amablemente y le dijo.
-Perdona, ya puedes abrirlo, la obra va a comenzar-.
-No-. Contestó. –Te quedas aquí conmigo-.
-¿Cómo?- Preguntó sorprendido.
-Que te quedas aquí, no hay prisa, el público puede esperar-.
Como vio que no daba su brazo a torcer, el actor esperó. Por más que intentaba convencerlo, ni se inmutaba. Allí seguía sin abrir el gran telón. De nuevo insistió:
-Para que la obra funcione, tú tienes que estar abajo con los demás, una vez que comience, bajas y te sientas con ellos, no nos importa pedir otro asiento.
-No-.

Empezaba a resultarle algo cansino, pero los espectadores aún estaban allí sentados. Paciencia era, como no, la más tranquila.
Insistía e insistía en que bajase y se sentara con los demás, para que la obra iniciase y si todo salía bien, tuviera un fantástico final y una gran ovación.
De nuevo escuchó: -No-.
Nuestro protagonista miraba con recelo a su receptor. Así que decidió pedir ayuda a cada uno de los espectadores.

-¡Y o voy primero! Dijo Valentía. Estuvieron hablando un rato, pero nada. La negativa fue su respuesta.
-A mi no podrá resistirse-. Apuntó Deseo con aires de superioridad. Pero sí, se resistió. Indignado se marchó de la sala, y con él Valentía. Dieron un portazo al salir.

-¡Dejadme, dejadme a mí que si voy yo seguro que baja!- Habló Ilusión que fue sonriente y corriendo a ver si Amor abría el telón. Tampoco. Ilusión se fue cabizbaja, llorosa, sin explicarse cómo pudo ser que no accediera a su petición de que la obra comenzara.
Sólo quedaban ya Paciencia y Esperanza.

Subió Paciencia. –Tranquilo, ya verás como con un poco de diálogo entra en razón y nos deja. Nosotros con calma, sin necesidad de alterarnos, ya verás como nos hace caso.
-No-. Espetó Amor.
Paciencia se fue tras un largo intento de que Amor entrar en razón.
Por último subió Esperanza. Fue la que más estuvo allí arriba junto con el actor.
-No-.
Esperanza se fue, sin decir nada, sin que el protagonista se diera cuenta, cuando miró atrás se dio cuenta de que ya no estaba.

Así que el intérprete decidió sentarse delante del gran telón rojo mirando al Amor que allí permanecía.
Tras bastante rato de espera, Amor rio. Abrió el telón rojo aterciopelado y se marchó. Corriendo, nuestra estrella se levantó y tras el telón se encontró a una persona. Una persona que recogía todo el decorado, todo el escenario.

El protagonista se acercó y vio un pequeño cartel en su uniforme. Le indicaba que se llamaba TIEMPO. Le preguntó:
-Perdone, por qué recoge todo esto, ¿Y mi obra?-
-Su función ya no se va a ver aquí, en este escenario-.
-¿Por qué?-.
Porque ya ha pasado lo necesario y estipulado para que esta obra pudiese haber sido vista aquí. Ese Amor era muy cabezota, si tú tus amigos espectadores hubieséis decidido desde un primer momento iros a otra sala, no os habría pasado esto. ¿Ahora te das cuenta del tiempo que has perdido intentándolo?

El actor por fin entró en razón y abandonó esa sala.
Curiosamente detrás de la puerta de la estancia estaba Esperanza.
-¡Creía que te había perdido!-
-¿A mí?- Lo dudo mucho. Mostró una gran sonrisa.-Estaba viendo que pasaba aquí escondida-
-¿Y los demás?-
-Por los demás no te preocupes, volveremos a encontrarnos con ellos-.

No hay comentarios:

Publicar un comentario